DESCUBRIENDO EL REIKI

Reiki es una técnica para canalizar la energía a través de las manos. Su nombre viene de dos palabras japonesas, Rei que significa universal, y Ki que significa energía vital. Es una práctica tan antigua como la Humanidad, de hecho, todas las religiones han hablado de esta energía Universal: es el Prana de los hindúes, el Mana de los Kaunas, el Chi de los chinos, etc.

Todos podemos usar Reiki una vez que se ha activado en nosotros, a través de una serie de iniciaciones que nos permiten canalizar la Energía Universal para ayudar a otros o a nosotros mismos.

Reiki fue redescubierto por el doctor. Mikao Usui, nacido en Japón en el año 1865. En su juventud aprendió Qi gong, una técnica que utiliza movimient

os suaves, la meditación y la concentración en la canalización de la Energía Vital, para mejorar la salud. Muy interesado en la salud, decidió viajar por Japón, China, Europa y Estados Unidos decidido a aumentar sus conocimientos en el tema. De vuelta a Japón, y tras un ayuno y meditación de 21 días en el Monte Kurama, se le reveló el sistema del Reiki.

Reiki es una herramienta poderosa para ayudar a relajarse, disminuyendo así la ansiedad y la tensión, calmando la mente y el cuerpo. Actúa, por tanto, en todos los niveles: físico, mental, emocional y espiritual. Es un sistema de equilibrio energético que ofrece la oportunidad de hacer algo para ayudarte a ti mismo en cualquier situación. Te ayuda en tu desarrollo personal a la vez que te permite ayudar a otras personas. Con el Reiki consigues encontrar tu propio poder y aprender a confiar en ti mismo y en el Universo. No sólo sirve para eliminar un malestar, sino que ayuda a llegar a la causa de dicho malestar y modificar el patrón de conducta o pensamiento que lo estaba provocando.

En algunos casos la persona que recibe Reiki sufre lo que se llama una “crisis curativa”. Esto puede deberse a que los síntomas se intensifican por la aceleración de la energía sanadora, por eso es recomendable realizar al menos cuatro tratamientos seguidos durante cuatro días o uno por semana, para garantizar que la limpieza energética se realiza de forma satisfactoria. En todo caso, aunque se produzcan estas crisis, hay que tener en cuenta que Reiki es siempre positivo y nunca genera efectos secundarios.

A nivel energético trabaja sobre todo con los Chakras o centros energéticos del cuerpo, que distribuyen por él la energía. La energía que entra por el chakra de la coronilla se distribuye por un canal energético paralelo a la columna, llamado Sushumna, y se va repartiendo por los diferentes chakras. Si estos están en perfecto estado, distribuirán esa energía por los órganos y glándulas cercanas; pero si no lo está, el cuerpo energético se encuentra desequilibrado y esto nos afecta en todos los niveles.

Lo que hace Reiki en esta situación es subir el nivel energético hasta que la energía fluye, libera las energías estancadas y equilibra los chakras. El resultado es un mayor equilibrio y por tanto, una mejora de la salud.

Somos energía y a veces no la tenemos bien equilibrada. Reiki es una ayuda, una puerta que nos permite entrar en una vida de mayor equilibrio y salud global. Merece la pena atravesarla para beneficiarse de todo lo que la estancia nos ofrece.